Vuelvo (a Leticia)
con un inmenso saco de esperanzas, ya vacío.
Vuelvo con mi corazón roto; sí, con el mío,
y la angustia de vivir en un lugar remoto.
Vuelvo con mis sienes cenicientas,
con mis patillas largas y héroes caídos,
con gestos sin ganas, con mis desatinos,
a luchar con mi desgana, sin ti, a tientas.
Vuelvo a soñar con tus labios, tibios,
con tus promesas y besos, cristalinos;
con tenerte en mis brazos, deliro,
a hacer realidad mis versos, cansino.
Vuelvo a por un presente fugaz, sencillo,
con el gusto por soñar, cercenado,
por escapar de la realidad, vencido,
por poder paladear nuevos platillos.
Vuelvo con un sinfín de protestas,
con mentiras y verdades a medias,
con aversión a nuevas propuestas,
y sobre todo, con mi alma herida.
Vuelvo a renacer en el remanso
de tus curvas suaves y tibias,
con el calor de tus abrazos,
y ¡cómo no!, con tus caricias.
Vuelvo a por mi alma perdida,
a tener tus consejos bien cerca,
a encontrar rubíes y amatistas,
en tus labios rojos, y tu sonrisa...
Comentarios
Publicar un comentario