Sentirme tu dueño (a Leticia)

Pese a que todo esto parecía un sueño
cuando despertaba por las mañanas
creía encontrarte a mi lado en la cama,
los augurios eran más que halagueños.

Sentí un gran alivio cuando llegaste aquí,
el tiempo que pasaba entre tus brazos
o el que dormías plácidamente en mi regazo
era como si me hubieran regalado un rubí.

Descubrí en mi infinidad de defectos,
plasmé en versos toda mi ignorancia,
toda mi juventud, también mi infancia,
tratando de que me quedaran perfectos.

Acuñé para ti varios vocablos nuevos,
incluso aparenté ser sabio y culto,
no dejé ningún párrafo de mí, oculto
y aprendí cada uno de tus secretos.

Susurro intermitente desde la lejanía,
tu hechizo cual caja de caudales
me llenó de riquezas a raudales
cuando estaba ya en una nube vacía.

Hoy que te contemplo dormida,
que surco nuevos mares a tu lado
y viajo sin poner ningún reparo,
extraigo de la vida tan solo alegría.

Y pese a todas las vicisitudes pasadas,
ahora que nuestras vidas ya no son sueños,
entre las cosas que me han sido regaladas
la que más me atrae, es sentirme tu dueño...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El amor no tiene fronteras II (a Leticia)

Lo aposté todo (a Leticia)

Tu melena