Qué nos deparará el mañana (a Leticia)

Tal vez ya no estés en nuestra cama
esa que extiendo para ti cada mañana;
tú vestida de pura piel, muy ufana,
yo, tan solo con mi celeste pijama.

El desayuno, preparamos cada día uno;
tus chistes, graciosos como ninguno,
tus ojos, los que parecen tan sombríos
cuando tus labios no rozan ya los míos.

El trabajo, donde te parezco tan majo,
por los barrios donde viví, el paseo:
por Piedras Blancas, y también Buceo,
donde el verano, aviva nuestro deseo.

La poesía, donde mi saber despliego
para halagar tus miradas y tu pelo
-cuando me demuestras que tienes celos-,
con lujo de vocablos, hasta en griego.

Per se mi vida no tenía ningún sentido,
pues vivía sin llenar ese gran vacío
y cada vez era más difícil el desafío
hasta ese día en que aquí nos conocimos.

En esta difícil etapa, de tribulaciones,
cuando el mal nos aqueja, como pareja,
y todo lo escrito por ambos se refleja,
sé que nuestro amor no pone condiciones

Y que varios amigos no cejan de orar
otros se han ofrecido para acompañar
-mientras que yo solo puedo apapachar-,
para que muy pronto tú puedas sanar...

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