Como alma en pena (a Leticia)

Anduve caminando por entre las tumbas
donde yacían inertes mis antepasados
nunca supuse que podría ser tan osado
y reír mientras las moscas me zumban.

Las lápidas de mármol eran mi solaz:
en todas ellas había sendos epitafios,
se aferraban a la vida con un garfio
pero sobre cada una había un ave rapaz.

Entendí que mirar no era lo suficiente,
acosteme en el piso, tieso, casi sumiso,
dormime de repente, cuando un trueno hizo
que descalzo y frío corriera hasta verte.

Las gárgolas me miraban tan fijamente
que al despertar casi doy un alarido
sobresaltado de repente di un respingo
como si fuese yo un orate, un demente.

Allí encontré tus ojos, tu cruel mirada:
me decías que ya casi no me conocías,
que no eras mía, que ya no me querías,
entendí que sin ti, mi vida no era nada.

Habías insuflado aire en mi vacío cuerpo
conocí en tus miles de besos el mismo cielo,
sin embargo, ahora pareces hecha de hielo
y ya tan solo falta esperar el vil cuervo

Que quite de mi toda la carne, la lujuria
para evitar que quede en mi algún recuerdo
para llegar a morir yo, tu humilde siervo,
necesario es que pasara mil y un penurias.

Entonces al propio cielo pedí clemencia,
yo, que te amé contra viento y marea
sentí que vagaba como un alma en pena,
y así sumergime en una completa demencia...

** Este poema participó del Concurso "Poesía Gótica" realizado en la revista Poémame. 

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