Atardeceres (a Leticia)

Palacios de reyes
esculpidos en yeso,
caricias y besos
en playas y montes.

Paseos foráneos
en pueblos lejanos,
habitantes locales
cuentan sus anales.

Bocconi del prete,
sueños con ángeles,
bromas, risas, cantos,
estrellas y su manto.

Sabores extraños,
hechos de antaño,
caminatas y serenatas
en cerros y sus atalayas.

Excursiones y olas
pasan a nuestro lado,
descubren los lazos,
nos ven enamorados.

Laberintos de emoción
así somos los humanos:
caminamos colmados,
ahítos, repletos, ufanos.

¿Qué sería más preciado
-en esta u otra vida-,
que habernos conocido,
y habernos amado?

Prefiero un ser alado
como el que me ha tocado,
a todas las promesas
hechas por los prelados…

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