Cuentos y leyendas IV (a Leticia)

Recuerdo que cuando era joven
leía en una revista argentina
-escrita por Lucho Olivera-,
una serie del rey Gigalmesh,

De Uruk, antiguo reino de Sumeria,
al cual un visitante marciano
quien Utnapistim era llamado,
le regaló la inmortalidad,
condenándolo así a vagar
por eones sin compañía.

Su leyenda es bien conocida
y hasta que te encontré
creía que esa sería
también, mi larga agonía.

No creo en dioses,
no persigo quimeras
-como bien te he dicho-
solo quiero en esta vida
que tú, así me quieras,
que me conozcas por dentro
aún más que por fuera.

No deseo fama ni gloria,
tampoco busco riquezas,
de ti busco el encanto
y el embrujo de tu risa,
lo suave de tus labios
y rozar tu piel tersa.

Que delires con mis versos
en cuanto los leas,
que llores en mis brazos
cuando te aqueje una pena.

Que escribas a mi lado
cuando acabe la cena,
que duermas de costado
y camines a mi vera...

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